"Mein Kind ist gestern gestorben - drei Tage und drei Nächte habe ich mit dem Tode um dies kleine, zarte Leben gerungen, vierzig Stunden bin ich, während die Grippe seinen armen, heißen Leib im Fieber schüttelte, an seinen Bette gegessen. Ich habe Kühles um seine glühende Stirn getan, ich habe unruhigen, kleinen Hände gehalten Tag und Nacht."
No sé por qué, pero esta mañana temprano me acordé de Stefan Zweig. Por eso cogí el libro de novelas cortas que tengo -el único que tengo suyo- y volví a leer mi preferida: Brief einer Unbekannten (Carta a una desconocida), de la que hay una película, por si a alguien le interesa (aunque yo no le he visto entera). Zweig y yo nos conocimos el año pasado en un taller de traducción y nos caímos muy bien, por eso cuando salí después de luchar dos horas con el comienzo de este cuento largo, "Als der bekannt Romanschrifsteller R. frühmorgens von dreitägigem erfrischendem Ausflug ins Gerbirge...", fui directamente a Herder a comprarlo. Podría pensarse que si estuve luchando con la traducción valientes ganas me quedaban de leerlo entero, pero no es cierto. Leer es más fácil que traducir. A mí me encanta traducir pero reconozco que no soy muy buena traductora de alemán (aunque con los años mejoro, si no, no habría leído el cuento de un tirón sin diccionario, tal vez influya que me lo sepa de memoria, tururú). Hay una traducción al español, si os interesa pero no recuerdo la editorial. Yo lo ví en la librería La Palma ;). La historia va de un escritor famoso que recibe una carta gordísima de una señora cuyo hijo se está muriendo, es muy triste, bububu. Los que me conocéis que me encantan este tipo de cosas.
Una cosas que me parte el alma es no haberme traído algún libro de poemas de Nelly Sachs, no la he visto traducida en ningún sitio -Scheiße!-. A quién se le ocurre traerse la vida y milagros de Novalis y no traerse nada de esta mujer. Grrrr... A veces tengo la sensación de que no me conozco de nada.
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