martes, 4 de noviembre de 2008

Desahogo

No sé muy bien por qué escribo ésto. Tal vez sea una forma de desahogarme (-¿contra qué?-), una especie de rebelión contra la prosa obligada de los ensayos de máster. Tal vez sea porque me dolía mucho la cabeza cuando llegué a casa hace apenas media hora (-¡bendito ibuprofeno!-) y ahora ya no y me siento libre después de tantas horas de ese dolor punzante que iba desde la cuenca del ojo derecho hasta la zona trasera de mi cráneo. ¿Quién sabe? No estoy muy lúcida. No me siento muy lúcida. También tengo la sensación (sensaciones, sensorial, sentidos) de que hay algo que se escapa, puede que sea el Tiempo. A veces me pregunto qué hubiera pasado si en vez de emplear todo mi pragmatismo adolescente en estudiar un bachillerato científico-técnico, hubiera hecho el de artes. Quizá ahora mi vida sería otra, o quizá no. Al fin y al cabo he estudiado artes después de todo ¿qué es si no la Literatura? Me pregunto qué hubiera sido si hubiera estudiado música (¿por qué no estudié música? Siempre fue el arte que mejor se me dio), si hubiese seguido emborronando con acuarelas en vez de ir a inglés, si tuviese tiempo para escribir más a menudo (ficción, digo), si tuviese tiempo para ese dúo guitarrístico...
A veces me dan ganas de tirarlo todo por la borda: iré rompiendo todo lo que encima me echaron desde antes de nacer. Adiós tesina, cuántos dolores de cabeza por tu culpa, cuántos periódicos leídos y cuánta información útil e inútil. Adiós máster, adiós CAP, adiós futuro. No quiero nada, dejadme vivir en paz, dejadme vivir mi vida, a mi ritmo sin prisa, cada instante su justo valor. Etc...
Parece que he vuelto a los 15, qué vergüenza.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía, es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Tú te sentirás acorralada,
te sentirás perdida o sola,
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto,
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Un hombre solo, una mujer,
así tomados de uno en uno,
son como polvo no son nada.

Pero cuando te hablo a ti,
cuando te escribo estas palabras,
pienso también en otros hombres.

Tu destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas,
que les ayude tu alegría,
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás, no hay elección
y este mundo, tal como es,
será todo tu patrimonio.

Perdóname, no sé decirte
nada más, pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre, siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

-José Agustín Goytisolo, Palabras para Julia

Meryone dijo...

yo llevo volviendo a los quince más o menos desde que empecé el doctorado

y pensaba que era la única

pero no, ya somos dos

(no hagas lo que yo y sigue siendo responsable: al final te irá mejor)

besos

L. dijo...

Toc, toc, ¿se puede?

He llegado hasta aquí a través del blog de Meryone, y como me gustó el primer post (igual por la referencia a Leibniz, igual por lo de friki ;p) decidí seguir leyendo.
Y ahora, con esta entrada, siento como si me hubiesen leído la mente. Hace tanto que me pregunto qué sería de mi vida si me hubiese dado a "las artes" (a cualquiera), pero tampoco soy capaz de concluir si mi vida sería mejor.
Y estoy a puntito a punto de empezar una tesina, y lleva dándome dolores de cabeza desde que decidí hacerla. ¡Genial todo!

Espero que no te importe mi intromisión :-)

Un saludo!