Llevaba mucho tiempo esperándolo. Sí, lo he contado un millón de veces, una vez mientras trabajábamos con los ordenadores en "Métodos para la investigación literaria", me quedé leyendo el resto de la clase El traductor de Blumemberg. Reconozco que empecé a leerla por casualidad, por entrar en algún enlace al azar (de eso iba de lo que hablábamos) y las frases en francés me llamaron la atención, más aún me gustaron las alemanas. Sabéis de mi germanofilia galopante. Y me enganché tanto, tanto que no paré de leer hasta el final de clase. No me dio tiempo a acabar así que me envié a mí misma un enlace por mail y la acabé en casa. Me gustó como sólo te gustan tus obras preferidas, creo que El traductor... siempre será una de éstas. Al día siguiente decidí desertar de mi trabajo sobre la Xirgu y hacer uno sobre este autor, bastante desconocido allá por noviembre.
Pues bien, al fin hoy he podido ver una obra suya representada. Fue Cartas de amor a Stalin (la podéis leer pinchando aquí), en Gijón, en el teatro Jovellanos. No me gusta mucho el Jovellanos, prefiero el Palacio Valdés, pero a falta de pan... Como dije antes, hice un trabajo sobre este autor. Mi plan inicial era hablar sobre las relaciones del teatro de Mayorga con situaciones de conflicto, la comunicación entre los personajes, etc... Había seleccionado cuatro obras: Cartas de amor..., El traductor..., Himmelweg y La paz perpetua. Fue un trabajo exhaustivo, leí las cartas de Bulgákov le escribió a Stalin de verdad, me informé sobre su vida y obra, leí El maestro y Margarita, La guardia blanca... Me informé sobre Blümenberg y llegué a la conclusión de que no tenía mucha relación con la obra, seguro que busqué mal (fijo); leí textos horribles sobre campos de concentración llegando a las lágrimas en algunos de ellos, para Himmelweg e incluso llegué a leer Zum ewinge Frieden de Kant para la obra homónima. Jamás acabé ese proyecto, al final se quedó en "Poder, arte y memoria: para un teatro político" que suena mucho a revista especializada en teatro y que sólo trata de Cartas de amor..., y Himmelweg. ¿Por qué? Era mayo y yo estaba acabando la carrera, además el dichoso trabajo tenía ya más 30 páginas y no me parecía serio aburrir a mis compañeros durante la exposición. En fin. Me voy por las ramas y no cuento lo interesante, por lo menos cuando quiera escribir mis memorias ya las tendré a la mitad...
Lo interesante de todo esto es la representación de hoy a las 20:30. Fiel al texto y bien representada, uno de mis amigos decía que Bulgákov no le convencía, a mí me pareció que se metía bien en su papel de muñeco de Stalin. Al personaje de Stalin, a mi humilde juicio, le faltaba un bigotazo como está mandado y no ese bigotito a lo dictador de derechas, pero es algo sin importancia. Tampoco me gustó que el teléfono estuviese a la izquierda del escenario y sonase por la derecha (¡cutres, eso no se hace!). Pero por lo demás estuvo perfecto. Casi lloro y todo. Bulgákov me es tan simpático... Y su historia es tan triste. Quizá no lo sepa mucha gente, pero la obra está basada en hechos reales. Vale, quizá Bulgákov no tuviese visiones de Stalin, pero si las hubiese tenido, estoy segura de que hubieran sido así. Así que chapeau y me quito el sombrero, jóvenes.
2 comentarios:
y yo al final no la vi :(
volveremos a vernos algún día, querida?
^_^
Mayorga rules!!
Mai
Publicar un comentario