miércoles, 21 de enero de 2009

Prejuicios, juicios y postjuicios

¡Nada de empezar como ayer! Nada de "decía Ortega y Gasset -perdonad el monotematismo noventayochesco- en La deshumanización del arte que los prejuicios son necesarios e ineviatbles para formarnos una idea de las cosas" (¿no es acaso ésta la misma forma de empezar que ayer? Ni en mí puedo confiar). Pues bien, en cierto modo Ortega tenía razón, no podemos evitar los prejuicios, evitar intentar hacernos una idea -aunque tal vez equivocada- de lo que tenemos a nuestro alrededor. No me voy a meter en si esto es causa de lo social o simplemente inherente al ser humano, aunque pienso -sin ninguna justificación, simple intuición- que es algo social. El caso es que los prejuicios existen, están ahí y no podemos hacer nada más que intentar no darles demasiada importancia hasta que dejen se ser prejuicios. Me refiero a que tú puedes pensar tal o caul de algo o alguien y después de un tiempo darte cuenta de que estabas totalmente equivocada/o o no. Son cosas que pasan.
Lo malo viene cuando los prejuicios estropean la dinámica de un grupo. Llevo unos días un tanto rayada (perdón por el coloquialismo) por todo esto. Ayer escribí el texto de los roles por esto. A continuación es todo una historia personal y una opinión también personal sobre el tema, si alguien se da por aludido lo siento mucho, aunque seguramente no nos conozcamos de nada: Sé que es cruel e injusto, pero hay gente que estaba mejor callada o en otro sitio. Esto también es un prejuicio, pero es agotador estar en un aula sintiéndote observada, sintiendo que cada movimiento puede encumbrarte o tirarte por los suelos. No. No tengo 15 años, ni 17. Ni siquiera 20 ó 21, estoy hablando de un grupo de doctorado lo cual lo hace todo más grave. Estoy cansada de tener que oír cuchicheos cada vez que alguien interviene en clase, harta de oír cómo critican injustamente a muchas profesoras (ya me cansaron cuando criticaron a la profesora inglesa que vino desde York a darnos clase pero el día que criticaron a mi directora de tesis me cansaron lo indecible, ¿cómo se puede juzgar a una persona por una hora de clase? Y lo que es peor ¿cómo se puede alguien poner a dormir -va en serio- en clase cuando somos un grupo de 15 personas todas ellas de más de 23 (entre 23 y 49 para ser exactos) años?). Yo, que soy una ingenua, lo reconozco, que aún tengo fe en la gente (sí, debo de ser algo estúpida), me metí en ese postgrado/doctorado/como se llame por vocación y voy y me encuentro esto. Lo normal es que te decepcionen las clases, pero en este caso es la gente la que no está a la altura. Si de algo me he dado cuenta en toda mi vida académica, sobre todo en mi vida universitaria es que no puedes esperar, al menos en una carrera de letras, un aprovechamiento inmediato de lo aprendido y -esto es muy importante-, lo aprendido muchas veces es más por experiencia personal que por el contenido de las clases en sí. Aún estoy sacando provecho a mi año erasmus, aún hoy me doy cuenta de muchas cosas que no hubiera aprendido si no hubiera vivido nueve meses en Alemania. Y hace ya más de dos años que me fui. Como decía antes: me cansan. Estoy muy ilusionada con muchas cosas de mi futuro inmediato (algún día debería hablar del miedo al futuro que tenemos los humanistas de vocación): mi memoria de licenciatura, que leeré en junio, mi nueva erasmus en UK (después de la experiencia con la profesora inglesa, que a pesar de las críticas, a mí me encantó), etc. Siento como un lastre terrible que arrastro cada tarde de 4:30 a 8, alguna compañera me ha dicho (sin saber de qué va mi memoria de licenciatura) que encuentra inútil aplicar la perspectiva de género a la literatura de otra época que no sea la actual, según ella lo importante es cambiar el presente. Eso es muy bonito, pero ¿se cree que va a cambiar ella el presente con su libreta de encuestas? Yo lo dudo mucho. Me molesta profundamente esa desvalorización del trabajo de otros, siempre yo, yo yo... Argh. Qué mala sangre me estoy haciendo ya de mañana, creo que cambio corto.
De momento.

5 comentarios:

Lidón B dijo...

madrededios! yo no me imaginaba la cantidad de cabezashuecas que había en las aulas de tercer ciclo hasta que me matriculé en doctorado hace cuatro años (abandoné y me he reenganchado vía máster). Supongo que si abandoné fue, en parte, por el rollo folclórico chungo que había alrededor de todo...

así que muchos ánimos!!!

Unknown dijo...

No, lo mío es rollo intelectualoide chungo. Cómo ser una experta en Foucault sin saber nada de la filosofía anterior, etc... Deberían escribir un manual conjunto de Cómo ser intelectual sin haber leído casi nada

Anónimo dijo...

Ya te comenté ayer lo que pensaba sobre todo esto. Y lo que no pensaba, por supuesto, supongo que me entiendes. Lo mejor es dejarte fluir y mirar hacia delante, que tienes muchas cosas entre manos :)

Ironia Delirium dijo...

Hola!
Respecto de los juicios, también creo que es social, o más bien que se hace practico de forma más simple socialmente, sin embargo no solamente los seres humanos juzgamos a otros, también juzgamos objetos, apreciaciones, situaciones...
Y por ello creo que es inherente al ser humano, lo es tanto como la capacidad de diferenciar entre el bien y el mal, independientemente de la concepción que se tenga del bien y el mal.

Por otro lado, me siento identificada contigo. Algo parecido me sucedio cuando entre a la universidad y no entiendo como es que en un nivel de doctorado sigue sucediendo. Las personas, al menos las personas en mi país, que se preparan en un doctorado tienen ciertas ambiciones intelectuales, por lo que me parece muy estúpido eso de que cuchicheen en clase...
De acuerdo a mi experiencia personal, el manto de seguridad que ofrece el anonimato de la masa hace valientes a los cobardes para hacer un cuchicheo o farfullar una frase que deje al otro en ridículo. Hoy he entendido que si se hace una abierta afrenta a aquel que cuchichea, muy probablemente sepa que al menos contigo no se puede meter.

Es una lástima. Y espero q sirva de consuelo decirte, que no eres la única...

Soñadora dijo...

La gente sigue siendo gente, y en España somos más envidiosos que en ningún sitio. Claro que no debes dejar que te cohiban los comentarios: piensa en que son un ciego vulgo, como decía fray Luis de León. Esfuérzate por seguir adelante y no dejes que este tipo de tonterías te puedan, mujer!
Sobre los prejuicios... yo creo mucho en la influencia social para casi todo, pero en este caso me parece que también hay algo de inherencia: nuestro cerebro está configurado de una cierta manera y sí: necesita hacerse ideas de las cosas. Somos un "yo", de modo que pensamos en "el otro" y le aplicamos ciertas acaracterísticas basadas en nuestra experiencia. La verdad es que no sé mucho de psicología, pero me gusta reflexionar sobre este tipo de cosas. Saludos y ánimo :D