sábado, 16 de mayo de 2009

Cómos y porqués

Si este trasto me dejase poner subtítulos, el de este texto sería algo así como: "de cómo y por qué llegué hasta aquí". Con "hasta aquí" no me refiero a este blog, porque esto va a ser un crónica de mi último año y este blog tiene más tiempo. "Hasta aquí" se refiere a todo lo que he aprendido a lo largo de este año que está casi a punto de cerrarse.
Por supuesto, este año ha aportado muchas cosas, pero esto no es, ni muhco menos, un final de ciclo definitivo. Dentro de unos meses tendré opiniones y puntos de vista nuevos. Si hay algo que he aprendido en estos tres o cuatro últimos años es que nunca se deja ni de aprender ni de empezar de nuevo.
Quería articular el texto un poco a la manera de double voiced discourse, de manera que mi relato vital quedase un poco literario. Lo literario, le pese a quien le pese, se lee mucho mejor y a mí me gusta que al leerme se me entienda (que no "comprenda" o "comparta mi punto de vista"). De todos modos, lo del double voiced discourse no debe enterdese sensu stricto porque la teorías sólo son para o bien aplicarlas o bien adaptarlas a tus propios fines, al menos la teorías literarias. Yo quiero contar mi experiencia post-fin de carrera para quien le pueda servir/interesar.
En realidad es mucho más complicado que contar sólo lo ocurrido el último año, que no es poco. Todo tiene un origen más profundo y mentiría si dijese que todo empezó hace un año. Para ser sincera no estoy segura de cuál es el principio, así que contaré por alto lo que se me vaya ocurriendo. Sí, esto también es un stream of consciousness. A los seis años decidí que mi color preferido era el azul, a las demás niñas les parecía muy raro porque el azul "era un color de niño". Yo no veía la diferencia entre que te gustara el azul o el verde, si eso tenía o no connotaciones de diferencia genérica. He sido siempre un niña rara, lo reconozco. A veces con voluntad de serlo, otras inconscientemente. También he sido una adolescente rara que se compraba ropa de muchacho porque le gustaba más que la muchacha. A mis amigas les parecía raro, pero una vez con la ropa puesta a nadie le chocaba ni yo parecía un chico. La vida está llena de símbolos y rituales: a nadie le parecía rara mi camiseta amplia hasta que veían a un chico que llevaba igual. Si no lo veían, sólo era una camiseta, si lo veían, yo iba travestida. Símbolos.
Hace unos años, cuando aún estaba empezando la carrera, me compré un libro sobre teorías críticas/literarias contemporáneas. Me gustó mucho porque daba un panorama general muy bien explicado. En ese libro se hablaba de la teoría feminista por la que yo siempre he sentido simpatía, pero que no siempre he llegado a comprender del todo. Sentí curiosidad y me compré El segundo sexo, me gustó mucho pero me gané las burlas de much@s compañer@s que me hicieron las típica broma de la quema de sujetadores. Les diré una cosa si están leyendo esto: esa anécdota no existió nunca, lo único que se tiró fue, simbólicamente, un sujetador a la basura. Nada de fogatas. A pesar de todo, es interesante ver cómo se ha formado el mito de femiista quema-sujetadores y sin depilar. Todo mentira, si yo no me depilo (que lo hago a veces) es más por comodidad que por principios. Me da pereza y duele. Sólo lo hago para ir a la playa o a nadar, que se va mucho más a gusto sin pelos. Es todo una cuestión de elección, cada una/o se depila cuando quiere. Cada una/o hace con su cuerpo lo que quiere. Mi cuerpo es mío.
Hace algo más de un año, una profesora nos comentó a los siete que íbamos a clase que la universidad organizaba un máster sobre Estudios de Género y nos dio el folleto. Confieso que a todos nos sonó de buenas a primeras a moralina política aunque debido a que todos (los siete) teníamos en gran estima a la profesora leímos amablemente el folleto. A mí me pareció interesantísimo, pero tenía muchas dudas. ¿No era mejor hacer el doctorado de toda la vida? El máster duraba dos años en vez de uno y tenía 120 créditos frente a los 30 del doctorado. Exigía mucho más, pero también tenía algo interesante: estancia de un semestre en un país que no fuera España. ¿Qué quería hacer yo? ¿No era eso huir un año más de la decisión sobre qué hacer con la tesis doctoral? No sé si aún hoy estoy preparada para saberlo. No tengo ni idea.
Al final, claro está, acabé haciendo el máster, que me trae a ún hoy muchos quebraderos de cabeza burocráticos. De hecho, aún me queda la estancia de seis meses en UK (que fue lo que elegí). Sin embargo no me arrepiento, en general, de haber decidido dedicarme a Estudios de Género. Realmente he aprendido muchas, muchísimas cosas que no hubiera aprendido si no lo hubiera hecho. Aún es pronto para saber el alcance. Ha habido momentos buenos y malos, como todo en esta vida y confieso, además, que mucho de lo que aprendí fue más por mi cuenta que por las magistrales clases impartidas (que algunas sí fueron realmente buenas, todo hay que decirlo). Sí, puedo decir, que a nivel personal, he abierto todo un mundo de posibilidades. A nivel profesional no tanto, nunca se sabe cómo acertar :)
Ahora sólo queda esperar lo que venga. Aprovechar y seguir yendo hacia delante, como siempre, una y otra vez. Positivamente y negativamente dependiendo del momento. No me gusta cómo ha acabado este texto, pero me tengo que ir a preparar la comida. Ha queda muy happy, y en realidad no era eso lo que quería transmitir, también estoy decepcionada porque he aprendido sola, pero también es bueno que te enseñen.

4 comentarios:

Ironia Delirium dijo...

Una crónica, de como vos vez lo que haz hecho.

Me identifico, cuando se trata de poner en la mesa las ganancias y perdidas de uno mismo, se trata de que sea objetivo pero siempre termina siendo subjetivo, por que en realidad ¿Qué es lo genuinamente objetivo?
Parece que vas avanzando y que te esperan nuevas cosas y retos, desde mi perspectiva te admiro nena y te respeto.

Saludos!

Unknown dijo...

¡Claro que no! La objetividad no existe, yo nunca trato de enmascarar mi subjetividad, lo que ves es lo que hay:yo, y yo soy así. :D
Gracias por el comentario, muy alentador.

Meryone dijo...

yo sabes que no soy feminista (reconozco que uso el "yo no soy feminista, yo me depilo de vez en cuando") en un sentido más amplio que el lógico, pero tampoco tengo nada contra los estudios de género si no son llevados al extremo y se convierten en "la única verdad". como no tengo nada contra ningún enfoque que no se convierta en "la única verdad"

otra cosa es que me interesen más otros y que sea todo menos postmoderna o teórica (postmoderna en sentido académico, en sentido vital, lo somos todos: empezando por aquellos que negamos nuestra postmodernidad)

yo también me compraba camisetas de chico y la gente también flipaba

besos

Unknown dijo...

Meryone: los estudios de género dicen precisamente eso, "no existe una única verdad". Las teorías son válidas hasta cierto punto, yo se lo decía a mi directora de tesis en enero con respecto de un trabajo que tuve que hacer para el máster: "Carmen, yo no puedo aplicar teoría postcolonial a un texto de Hoyos y Vinent, Hoyos no estaba defendiendo nada, ni siquiera sabía de qué hablaba cuando hablaba de China, es una construcción fantástica". Me dijo que efectivamente tenía toda la razón. Hice el trabajo (no era para ella) como buenamente pude, creo que la profesora ahora me tiene miedo (miedo de lo mal que estoy de lo mío, entiéndase). Ni siquiera el feminismo radical predica ser la única verdad (por lo menos no Kate Millet que fue que empezó todo). Otra cosa son las intepretaciones y los mitos. Me gustaría escribir sobre ellos algún día, pero, honestamente, no estoy preparada; necesito una reflexión seria sobre ello. El lenguaje es un instrumento tan peligroso que no me atrevo a utilizar la palabra "patriarcado" en esta respuesta. Pero, en fin, que si lo personal es político, evidentemente, no existe una única verdad y eso es lo que queremos (quiero) decir y transmitir.