Pues sí. Tenemos muchas personalidades. Y no hablo de esquizofrénicos ni de gente con trastorno bipolar (que haberlos haylos). Hace unas semanas, leí un artículo de Francisco Nieva, de 1996 en el que reflexiona sobre la múltiple personalidad, pero no casos clínicos sino la de cada uno. Cada uno somos nosotros mismos y el que mostramos a los demás, dice él. Yo digo que somos incluso tres, creer conocerse a la perfección es ser ingenuo, es decir que somos el que creemos ser, el que los demás creen que somos y el que realmente somos. Hace mucho tiempo escribí un relato sobre este tema, con esa misma frase, pero me da vergüenza colgarlo y además no sé muy por dónde anda (es anterior a este portátil desde el que escribo). El caso es que no soy la única que ha escrito sobre las múltiples personalidades de cada uno (estaría bonito), han sido muchos grandes maestros los que han escrito cosas como La otra muerte (Borges), Lejana, Axolotl, La noche boca arriba, Instrucciones para John Howell (Cortázar), La obra maestra desconocida (Balzac)... Y bueno muchos otros, no voy a seguir (más que nada porque así, sin pensar mucho, no se me ocurren más). El caso es que tener muchas personalidades nos vuelve locos y acabamos quemando nuestra casa, como Frenhofer, o creyéndonos un personaje de una obra de teatro, nos proyectamos en otro "yo" y somos nosotros a la vez que no lo somos. Y eso nos da miedo. Nos da miedo mirarnos en el espejo y ver el cuadro de Dorian Grey que dice Nieva, ver que ya no somos nosotros sino la imagen que los demás tienen de nosotros. Ver que tu último deseo es ser famoso y eres Cobain, símbolo de una generación...
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